lunes, 21 de abril de 2008

Nacen en el País Vasco los ocho primeros bebés sanos de padres con el virus del sida

José María Arizeta y Carmen Mar, en el laboratorio del hospital de Galdakao donde se ofrece la técnica de lavado de semen para parejas serodiscordantes. [JORDI ALEMANY]

Nacen en el País Vasco los ocho primeros bebés sanos de padres con el virus del sida

Los médicos han utilizado la técnica de lavado de semen para cribar los espermatozoides y fecundar los óvulos de la mujer sin riesgo de contagio
Osakidetza incluyó el tratamiento en el catálogo de prestaciones en 2006

SAN SEBASTIÁN. DV. Durante años, el sida fue sinónimo de muerte. Hoy, y aunque para muchos suene contradictorio, también significa vida. Prueba de ello son los ocho primeros bebés sanos nacidos en el País Vasco de padres seropositivos gracias al programa de lavado de semen de Osakidetza, una técnica que permite la reproducción sin riesgo de contagio a las parejas serodiscordantes, aquellas en las que uno de los dos miembros, generalmente el hombre, está infectado por el virus.
El tratamiento dentro de la sanidad pública se ofrece en el Hospital de Galdakao desde 2006, tras una larga batalla de los colectivos de afectados por incluir el servicio en el catálogo de prestaciones públicas. Tener descendencia era un objetivo impensable hasta hace una década, hasta que hizo su aparición el cóctel antirretroviral, que cambió el rumbo de la enfermedad: los infectados dejaron de estar condenados a muerte y empezaron a hacer planes de futuro, entre ellos, poder tener un hijo sano. La medicina lo permitió en 1992. Fue el italiano Augusto Semprini quien dio cuenta de los primeras aplicaciones del lavado de semen. A España llegó años más tarde, de la mano de un reputado instituto de reproducción catalán. Primero fueron las clínicas privadas las que ofertaron la técnica y luego la sanidad pública, aunque sólo varias comunidades autónomas lo aprobaron.
En Euskadi, además de los ocho recién nacidos, hay otras cuatro parejas vascas que están a punto de tener descendencia. El tratamiento del lavado de semen, que ya se utilizaba para enfermos de hepatitis, permite cribar los espermatozoides y utilizar los gametos limpios para fecundar los óvulos de la mujer. «No todas las parejas son aptas para el programa», apunta el ginecólogo José María Arizeta. El hombre debe cumplir ciertos requisitos de salud, mientras que la mujer no puede tener más de cuarenta años.
Un proceso «complicado»
El proceso resulta «complicado», admite la responsable del laboratorio, Carmen Mar. Después de realizar el estudio de esterilidad al varón, los médicos optan por la opción más adecuada del tratamiento: la inseminación artificial Nacen en el País Vasco los ocho primeros bebés sanos de padres con el virus del sida José o la fecundación in vitro, recientemente incorporada al programa en el Hospital de Cruces para los candidatos conmayores problemas de fertilidad. Una vez superada la criba médica, se inicia el riguroso trabajo de laboratorio: «Dura unas cuatro horas. Se trata de conseguir una muestra de semen en la que no haya carga viral, que luego se analiza rigurosamente».
Ante la más mínima duda, se desecha la muestra –el 5% no son válidas–, indica José María Aritzeta. Si el embarazo no se consigue en una primera inseminación, se repite hasta un máximo de seis intentos. De momento, ninguna mujer ni ningún bebé se han contagiado del VIH durante estas intervenciones. Más allá del éxito profesional, Aritzeta no esconde que los partos han sido «especiales», aunque también lo son, dice, los del resto de parejas que por motivos de infertilidad no pueden tener hijos sin intervención médica. «Cuando nos llaman y nos confirman que están embarazados, la noticia nos colma de ilusión, porque cualquier parejase merece poder ser padres».

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