miércoles, 8 de febrero de 2012

El matrimonio gay enfrenta otra vez al 'verso suelto' y al ministro del Opus

El ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz (i) y el de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón



Alberto Ruiz-Gallardón revolucionó ayer la paz interna del Partido Popular y del propio Gobierno de Mariano Rajoy con un guiño hacia la izquierda política a cuenta de la constitucionalidad del matrimonio homosexual que ha reabierto viejas rencillas entre el hoy ministro de Justicia y el titular de Interior, Jorge Fernández Díaz, miembro del Opus Dei y representante del ala más conservadora del partido en lo relativo a cuestiones morales y con quien Gallardón ya ha tenido en el pasado sus más y sus menos por esta misma cuestión.

"Personalmente no aprecio causa de inconstitucionalidad, pero lo mío es un pronóstico". Por un día, Gallardón ha vuelto a ser el "verso suelto" del PP marcando terreno con la postura oficial de su partido, que recurrió el matrimonio homosexual ante el Tribunal Constitucional en 2005 por considerar que la norma "desnaturaliza la institución constitucional del matrimonio" y que espera ahora a que el Alto Tribunal dicte sentencia para reformar o no una de las principales banderas sociales enarboladas por los Gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero. Un tema espinoso por el que Rajoy pasó de puntillas durante la última campaña electoral sin asumir ningún compromiso concreto en su programa y en el que siempre se excusó en que había que esperar a lo que resuelvan los magistrados.

Gallardón parece así reconciliarse con los sectores más progresistas de la sociedad después de que sus primeras reformas como ministro hayan supuesto un giro conservador en temas como el aborto o la cadena perpetua revisable. Aunque, sobre este asunto, el ex alcalde de Madrid siempre ha mostrado una postura más aperturista que la del resto de sus compañeros, que ya le criticaron en su día por ser uno de los primeros ediles de España en oficiar matrimonios entre personas del mismo sexo.

A esa primera boda gay de Gallardón se remonta el primer rifirrafe del ministro con Jorge Fernández Díaz, que ayer fue, de nuevo, quien más claramente salió a contradecir sus palabras dejando en evidencia su ‘incoherencia’ política. En los pasillos del Senado, el ministro del Interior señaló que "si no hubiéramos pensado que era inconstitucional no hubiéramos votado en contra, no hubiéramos presentado enmienda de totalidad y no hubiéramos presentado un recurso de inconstitucionalidad". Otros compañeros del Ejecutivo como José Manuel Soria o Ana Mato se limitaron a señalar que se trataba de una opinión personal de Gallardón, mientras que la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría restó importancia a lo sucedido y ni siquiera entró a hacer valoraciones.


"Profundamente desleal"

En julio del año 2006, Fernández Díaz criticó duramente al entonces alcalde de Madrid al oficiar una boda homosexual entre dos militantes del Partido Popular, Javier Gómez y Manuel Ródenas. Le tachó de ser "profundamente desleal" y llegó a pedir, públicamente, que ese comportamiento tuviera "consecuencias políticas". "El señor Ruiz-Gallardón, que es un dirigente destacado del Partido Popular, tiene que ser leal al partido, con independencia de que sea católico, mahometano o mormón. Ese es su problema, pero tiene la obligación de ser leal con su partido y acatar sus decisiones", dijo entonces el hoy ministro del Interior. "Si en el PP cada uno hacemos lo que nos dé la gana, sin tener en cuenta las decisiones del partido, entonces seguro que el señor Ruiz Gallardón no sería alcalde", añadió.

Fernández Díaz no fue ayer tan lejos como sí lo hizo hace unos años, pero volvió a poner de manifiesto la animadversión que profesa hacia un asunto que considera especialmente sensible y del que ayer tenía muchas ganas de hablar en cuanto pisó los pasillos del Senado. Luego compartió escaño con Gallardón durante apenas unos minutos, pues el titular de Justicia se marchó del hemiciclo en cuanto hubo respondido a la pregunta que le formuló un senador del PSOE.

La modificación del Código Civil, aprobada por el Congreso en junio del 2005, otorga a los matrimonios homosexuales todos los derechos de las uniones heterosexuales. También la adopción. El texto recibió 187 votos a favor, entre ellos el de la diputada popular Celia Villalobos, y 147 en contra (los del PP y los de Unió). Cuatro diputados se abstuvieron. Gallardón aclaró ayer que la ley seguirá vigente hasta que el Constitucional se pronuncie. Entonces, estará por ver qué hace el PP con un tema que, como le recordó Rajoy a Rubalcaba en la campaña, no figura en su programa electoral.


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