sábado, 29 de septiembre de 2012

La trágica historia de Alan Turing, un homosexual con un ´cerebro poderoso´

Imagen de un auditorio lleno, y en el centro una de las actrices durante la lectura. 








Ayer se inició en el Club DIARIO de MALLORCA el ciclo de conferencias sobre el matemático, un personaje excéntrico con una ´vida de película´

L.V. PALMA Coincidiendo con el centenario del nacimiento del genial científico, la vida y obra de Alan Turing se dio ayer a conocer ante los asistentes a la primera conferencia del ciclo sobre el investigador, titulada Una vida de película. Una sala abarrotada para escuchar un discurso sobre matemáticas sorprendió al propio Francesc Rosselló, catedrático de Matemáticas de la UIB, que se encargó de narrar la fascinante vida y logros del solitario personaje, en tanto que las lecturas dramatizadas de la compañía de teatro Cucucutrup.com (formada por exalumnos del Teatre Sans) ponían la guinda a un discurso de auténtico guión cinematográfico. 

Y es que como explicó Rosselló, "ser matemático y ser popular es casi un oxímoron". Que un científico de siglo XX goce de tan tremenda popularidad e importancia no deja de ser una cuestión por la que preguntarse. Y las razones principales pasan inevitablemente por ser considerado "el padre de la informática", un atípico "héroe de guerra" y un "mártir homosexual convertido en icono de la liberación sexual". 

"Como matemático, ha jugado un papel clave como mínimo en dos momentos de la historia del siglo XX", sentenciaba Rosselló. "Por un lado es uno de los padres de la informática", continuaba. "No exagerando demasiado, podríamos decir que Turing fue el padre de los ordenadores programables actuales", añadía. Él introduce, por primera vez, el concepto de ordenador como una "máquina codificable que tú puedes programar para hacer lo que deseas". Pasada la II Guerra Mundial, interviene directamente en el desarrollo de "dos de los ordenadores programables de la historia". 

Su atribución de héroe de guerra no pasa por dejarse la piel en el campo de batalla, pero sí por formar parte del servicio de inteligencia británico, siendo el responsable de la descodificación de los mensajes alemanes encriptados (Máquina Enigma) que se lanzaron durante el segundo conflicto mundial. Cuando en los años 70 se pudo desclasificar todo el material secreto relacionado con el espionaje, se descubrió precisamente "lo fundamental de su labor, puesto que quizás, gracias a él, no se habría ganado la guerra como a menudo se ha comentado, pero sí acortar un par de años la duración de la batalla".

Además, una tercera faceta aumenta su popularidad entre algunos sectores. El hecho de ser un homosexual perseguido y privado de ciertas libertades no sólo lo condujo a suicidarse sino que, años más tarde, coincidiendo con los primeros movimientos de liberación sexual, Turing se convierte en un "icono", al estilo Che Guevara, explicaba. 

Tras la presentación inicial, se fueron sucediendo uno a uno los capítulos de su biografía y logros en el descubrimiento de la inteligencia artificial, su aportación en criptografía o sus trabajos matemáticos en el campo de la neurociencia o la biología. Se repasó su estancia en Sherbone School, su relación con Marcom –único amigo de la adolescencia que tuvo– y sus idas y venidas de la King´s College de Cambridge, donde estudió y tuvo durante muchos años una plaza vitalicia. Se habló de nombres como Maw Newman, Dilwyn Knox, John von Neumann y su época en el Bletchley Park y Manchester (Madam). Y todo ello regado con las intervenciones del grupo de teatro Cucutrup.com, dirigidos por la vicerrectora –y también actriz– de Proyección Universitaria de la UIB, Patricia Trapero. Sus lecturas estaban basadas en los textos de H. Whitemore, titulados Breaking the code, donde su madre Sara y su hermano John Turing desvelaron en el papel algunos detalles sobre la personalidad del científico.

El carácter de Turing

Un personaje "asocial", "tartamudo" y "desordenado", "amigo de los números" y con una falta de "todas y cada una de las virtudes sociales", decía la investigadora Joan Elisabeth Lowther Clarke Murray, con quien se casó pero acabó divorciándose. 
Y es que su condición de homosexual fue una de los aspectos del final de su vida que lo marcaron y abocaron al suicidio. Tras conocerse su orientación a causa de una denuncia policial que él mismo efectuó, todo su entorno se cerró. Un profesor universitario, que además fue corredor olímpico, miembro de la Royal Society y con plaza en Cambridge no podía tener apoyos en aquella época. Su libertad condicional le supuso un tratamiento de castración química, el rechazo de sus compañeros y de una Universidad donde dedicó su vida, y fue apartado de toda investigación en la que estaba interesado. 
Murió envenenado por una manzana a la que inyectó cianuro, como la Blancanieves de aquella película que tanto le había gustado en su juventud. Enigma, 2001; Breaking The Code, 1996 y Codebreaker en 2011 son algunas de las películas inspiradas en su vida y persona.

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